Viajar en el metro, una experiencia inolvidable
Por Janete Muñoz.
Buenos días Damita, Caballero; mire hoy le traigo a la venta un artículo de novedad… Es el día a día para los más de 5 millones de usuarios que utilizan el transporte colectivo metro. Para todos ellos llegar a su desino todas las mañanas representa todo un reto debido a la saturación de los vagones en cada una de las 12 líneas de este transporte público.
Por mencionar solo algunos, las mujeres que se van maquillando, los que van desayunando, los que no se bañaron, los que se vaciaron la botella de perfume, los borrachos, los indigentes, los niños que necesitan un cambio de pañal, etc. Todos ellos contribuyen a construir una atmosfera realmente desagradable, entre olores, empujones, jalones, toqueteadas, gritos y malas caras, viajar en metro implica también el riesgo a ser “basculeado” por los abusivos que van en busca de celulares, carteras y todo tipo de objeto de valor que porten sus posibles víctimas.
El viaje es lento cuando los vagones van sobresaturados, no queda más que aguantar la respiración y mantener la calma. Los policías de estación tienen la tarea de empujar a los usuarios para que los vagones puedan cerrar sus puertas y el metro pueda continuar su camino.
Mientras tanto el comercio informal en el metro aprovecha para ofrecer una gama de productos para todo tipo de necesidad, incluyendo a los “bocineros” con mp3 de diversos géneros musicales; entre los más populares hay cumbias, salsas, huarachas y norteñas.
Todos los usuarios murmullan y se quejan del aumento a la tarifa del metro, ya que a pesar de las promesas por parte del gobierno del Distrito Federal, este incremento sirvió para todo menos para mejorar la calidad del servicio.