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Estigmatización de pacientes psiquiátricos y su reincorporación a la sociedad

 

 

 

Por Alma Verónica García Ramos y Lourdes Jocelyn Martínez Argueta

 

 

Las personas con enfermedad mental sufren, además de las discapacidades y dificultades de integración derivadas directamente de la enfermedad, las consecuencias del desconocimiento social que existe hacia las enfermedades mentales y quienes las padecen. Este prejuicio social determina y amplifica, en muchos casos, las dificultades de integración social y laboral de estas personas. Las actitudes sociales de rechazo a estas personas y la consecuencia de una imagen social negativa pueden levantar barreras sociales adicionales que aumenten su riesgo de aislamiento y marginación. Por ello es evidente que una atención integral a las personas con enfermedad mental no sólo tiene que cubrir suficientemente sus necesidades de apoyo o integración, sino que simultáneamente también debe de establecer acciones que disminuyan o eliminen las consecuencias negativas del estigma que tradicionalmente pesa en ellas.

 

Los pacientes psiquiátricos, muchas veces están conscientes de su enfermedad mental y suelen ser independientes de sus familiares. Su proceso de rehabilitación ha sido extenso y difícil; sin embargo, los ha llevado a tener una mejor calidad de vida como lo menciona Abraham de 21 años, quién es paciente del Hospital Psiquiátrico “Fray Bernardino Álvarez”: “Desde que ingresé aquí he tenido varios cambios, antes dormía casi todo el día y no hacía nada, pero estando aquí mi manera de ser ha cambiado, ahora ya ayudo más en mi casa, aquí hago dinámicas y terapias que hacen que me sienta mejor, dentro del hospital voy recuperando piezas que me faltan, afuera aún no tengo mucha confianza pero lo tomo como una práctica para después llevarla a cabo, para cuando este afuera tenga menos miedo. Y pues me siento mal de que la gente no tenga información sobre lo que me pasa y siento que sí se lo digo a alguien, me van a rechazar, pero a la vez me gustaría decir que soy esquizofrénico pero sin que me discriminen. Así siento que daré un gran paso”.

 

Tener consciencia de la enfermedad y socializar con la gente para un paciente esquizofrénico, no es tarea fácil, pero son actividades que se tienen que hacer como dijo Mario de 27 años, también paciente del Hospital: “fue difícil pero ahora ya estoy consciente de que soy un paciente esquizoafectivo y que debo tomar medicamento de por vida. Al principio me costó aceptar que estoy enfermo, llegue a venir (al hospital) por darle ese deseo a mi madre para que me viera bien, pero después me di cuenta que percibía cosas que los demás no podían y que me observaban todos, y cuando llegue a parcial me adapté bien, no sentía que estaba enfermo, me pareció bien estar aquí por las actividades que hago porque me acercan a lo que quiero hacer afuera. El apoyo que me da mi mamá desde que vengo es más, está más atenta de mí y es más responsable. El Hospital me ha ayudado a saber que todas las ondas que me pasan son psicológicas y me siento más preparado para salir allá afuera, casi no me fijo cómo me ve la gente, no tiene mucha importancia para mí. Me sentiría mal si sabría que no pienso o si tendría la sensación de que mi cerebro no funciona como antes o si tuviera un retraso, si sería difícil saber que la gente me vería así, pero no es mi caso”.

 

El apoyo de los familiares hacia los pacientes psiquiátricos sin duda es primordial en el progreso y mejoramiento de ellos, pero ¿es fácil aceptar una enfermedad mental de un familiar? La madre de un paciente comentó: “Al principio fue difícil creer y aceptar que tienes un familiar con una enfermedad mental. No sabía cómo eran los síntomas, pensé que mi hijo sólo quería llamar mi atención. Cuando no dormía mucho o cuando se aisló de nosotros, vimos que no era normal y lo llevamos al médico general, nos explicó que los hábitos que tenía mi hijo los tendría que revisar un especialista o psiquiatra. No creí que tan serio el problema. Cuando llegué a éste hospital, los doctores me explicaron que es lo que padecía mi hijo. No fue fácil venir aquí porque sentía las miradas de todos, además, mi familia no aceptaba esta situación, nos costó trabajo entender todo el proceso, pero ahora ya me acostumbre. Trato de apoyar en todo a mi hijo, tenerle cuidado y conocer lo que tiene”.

 

En entrevista con el Psicólogo Alberto Herrera Melo, adscrito en el área de psicogeriatría del Hospital y quién labora en esta institución hace 16 años comentó: “Con el trascurso del tiempo y debido a los trabajadores del hospital psiquiátrico, además de la alta demanda en 1997, se crea la psiquiatría comunitaria y un año más tarde, ya contaba con el servicio de Hospital Parcial. En este hospital atienden a cualquier persona que necesite servicio psiquiátrico y está diseñado para dar apoyo a la población sin importar que tenga bajos recursos, que no cuente con asistencia social o con seguro social. Se atienden diferentes patologías, desde un trastorno de personalidad hasta los diferentes tipos de esquizofrenia, depresión, bipolaridad, estados de ánimo y demencia

 

Sin excepción, todas las personas al ingresar pasan a urgencias y dependiendo del diagnóstico, van al área de pre consulta o bien, si no tienen una patología mental y no cuentan con recursos económicos, los canalizan a una institución que les brindará la ayuda que necesiten. Desde la primera consulta se define el diagnóstico, o en el caso de contar con un historial clínico, se da seguimiento para seguir con el tratamiento. Para este proceso se requiere de una hospitalización que oscila alrededor de 28 días y después de ese proceso, si existe un progreso en el tratamiento del paciente contando con el apoyo familiar, que es muy importante, se canaliza ya al Hospital Parcial dentro de esta institución.

 

La “Hospitalización Parcial” es un proceso hospitalario y de rehabilitación para pacientes que han pasado por un proceso de tratamiento médico y psicológico Tiene dos modalidades: uno es de día, de lunes a viernes y otro de fin de semana. Lo que hace este modelo, es crear consciencia de enfermedad en el paciente y en la familia, es una pieza clave para la no recividancia (término psicológico), es decir, para que no se reincida en los síntomas de la enfermedad. La Hospitalización Parcial cuenta con diferentes talleres para que el procedimiento del tratamiento terapéutico tenga una mejor calidad en la rehabilitación e inserción a la sociedad del paciente. Algunos talleres que cuenta este servicio son deportivos, de música, teatro, dibujo, GOAT (grupo de orientación y atención terapéutica), psicodrama, cine (películas relacionadas a enfermedades mentales), inducción laboral y también con ayuda de terapias tanto grupales como individuales. Todo ello busca que los pacientes las relacionen con sucesos que pueden realizar en una vida normal y tomen conciencia de su enfermedad.

 

Para que el paciente se reincorpore a la sociedad es necesario establecer el vínculo médico-paciente-familiar donde el trabajo de cada uno es primordial, ya que el médico es el encargado de diagnosticar, medicar y desarrollar conciencia de la enfermedad en familiares de los pacientes, es un proceso largo pero eficiente. El paciente debe asimilar su patología y cumplir al pie de la letra lo establecido para tener una buena rehabilitación, así como el aprendizaje de su enfermedad. La función del familiar es entender que su paciente está pasando por un tratamiento terapéutico con un beneficio a reincorporarse a la sociedad y que es una nueva etapa y sobre todo, desconocida, por lo que debe de recibir psicoeducación a través de pláticas para estar informados y con ello, saber cómo ayudarlo para no caer en la ignorancia y evitar la discriminación de la sociedad.

 

Los enfermos mentales están expuestos a importantes violaciones de los derechos humanos en todo el mundo. La estigmatización compromete su tratamiento e invita al aislamiento, tienen que enfrentarse diariamente a la discriminación en las diferentes instituciones que existen en la sociedad como son la educación, el empleo y la vivienda.

 

Para que un paciente esté listo a la reincorporación a la sociedad después de haber estado hospitalizado, depende que siga el tratamiento y exista un cambio en su evolución. El Psicólogo Herrera coincide con algunos psiquiatras ingleses y americanos que “la integración de dichos pacientes debe ser paulatina y no súbita, con un proceso estudiado a conciencia, ya que estos pacientes no se han rehabilitado de una enfermedad común, como la gripa”. Por otro lado, afirma que un factor muy importante para su “recuperación” es la edad de cada paciente, si tiene familia, una carrera profesional y más elementos cognitivos que le permitan ver la realidad de su entorno.

 

El estigma que padece el paciente psiquiátrico ante la sociedad, no solamente es hacia ellos, sino también es a los familiares y a los propios médicos de los hospitales mentales. Esto se debe a la falta de cultura y de información hacia este tipo de problemáticas sociales, por lo cual, la reincorporación a la sociedad de un paciente es sumamente difícil pues sus derechos humanos son restringidos o bien no respetados, los servicios de salud son negados y/o rechazados del sector salud primario y muchas veces son atendidos sin resultado: “somos un país complicado, ignorante, lleno de prejuicios y una sociedad hipócrita” dijo el psicólogo.

 

El doctor Raúl Mejía jefe del servicio de Hospital Parcial, nos comentó que el servicio que brinda la institución es de las más reconocidas a nivel Latinoamérica y está altamente capacitado para atender a todas las patologías mentales. Mencionó que las actividades que se imparten en la institución ayudan a los pacientes a generar seguridad y así reintegrarlos a la sociedad para poder recuperar actividades escolares o de trabajo, pero aún les falta mucho para poder ser autosuficientes e independientes de sus familias para satisfacer las necesidades y actividades de la vida diaria. “El apoyo de la familia es de suma importancia para la rehabilitación del paciente. Con que vengan sólo dos días a la semana es insuficiente, además ellos (los familiares) tienen otras actividades, no sólo tienen que cuidar a su familiar enfermo, sino que tienen que dividirse para cumplir sus demás tareas y luego encerrar a los pacientes los fines de semana. Aquí también es deprimente para ellos”. Con respecto a la estigmatización hacia los pacientes comentó que la sociedad tiene ignorancia y/o prejuicios sobre estas temáticas: “Muchas veces hasta le tienen miedo al “loquito” y hasta que lo sufren es cuando se interesa la gente por conocer sobre las enfermedades mentales, no hay educación en salud mental”.

 

El Hospital Psiquiátrico Fray Bernardino tiene mucha demanda ya que no hay ni instituciones mentales, ni médicos y psicólogos suficientes para atender a toda la población. De igual manera no hay personas que se preocupen por esta problemática social, ni mucho menos de entrenar a médicos de salud primaria para atender estos acontecimientos de la población "si no se hace algo por esto en el 2020 la depresión será una enfermedad de salud mental mundial y sobre todo epidemiológica" comentó el psicólogo.

 

Cómo ya se mencionó, algunas de las personas que forman parte de esta sociedad que son ajenas a esta problemática, no tienen interés por conocer más al respecto y uno de los factores que impulsa este desinterés es debido a un problema generacional: “A mí me enseñaron mis padres que una persona “loca” hace daño y lastima a los demás, por eso es mejor no acercarse ni mucho menos hablarles. Además en la tele luego pasan películas de como son y dan miedo. Mejor no tentamos a la suerte” dijo Cristina, ama de casa de 60 años. Por otro lado, Beatriz Flores, licenciada en educación preescolar de 43 años dijo “yo si me acercaría a ellos porque ya están conscientes de su enfermedad y están controlados médicamente, además necesitan apoyo y si yo se los puedo dar, ¡adelante! ya que es cuando más necesitan esta confianza para reincorporarse y seguir su rehabilitación. Por lo que tengo entendido es un proceso sumamente difícil, además de doloroso, obviamente con sus precauciones. El rechazo se da porque tenemos muy poca información sobre este tema tan importante a nivel mundial y la ignorancia no nos permite sensibilizarnos al dolor de los demás hasta que nos pasa a nosotros, o bien, a algún familiar. Es cuando decidimos hacer algo, pero si eso no sucede nos quedamos conformes y esto está mal porque si hay que cambiar algo debe de ser desde la raíz y no quitando hojas. En caso de que fuese un niño le avisaría a su mamá para canalizarlo a una de las instituciones que brindan atención a niños con problemas de ésta índole, estaría al pendiente de su atención médica llevando un seguimiento muy puntual, además se le esté atendiendo de acuerdo a su problemática”

 

Para revertir la estigmatización de la sociedad hacia los pacientes que sufren cualquier enfermedad mental deben de existir talleres de enseñanza y educación no solamente en escuelas sino en sectores de salud primario, que fomenten a la sociedad para entender; que tener una enfermedad mental no es sinónimo de peligro con tan solo mirarlo o tratarlo, si no padecen alguna no se debe tener discriminación hacia quienes sí las padecen.

 

Por último, el Psicólogo Herrera, nos dio una breve historia sobre el Hospital Psiquiátrico Fray Bernardino Álvarez: “Este Hospital abrió sus puertas al público usuario el 9 de mayo del año 1967, debido a la sobrepoblación que existía en el hospital psiquiátrico “La Castañeda”, el Fray Bernardino fue inaugurado en 1910 en los inicios del Porfiriato. Cabe mencionar que en aquella época se le conocía como ‘enfermo mental’ a toda persona que fuera mal vista por la sociedad o que estuvieran en contra de la moral, como alcohólicos, vagabundos o prostitutas. Fray Bernardino Álvarez fue el único que se preocupó por las personas que tenían un desorden mental certero y por esta razón fue él quien se encargó de abrir un espacio para tratar a este tipo de pacientes y ahora es uno de los más reconocidos

 

*Fuentes: Testimonio tomados personalmente a Abraham, Mario, el Dr. Raúl Mejía, el psicólogo Alberto Herrera Melo, la señora Cristina, la profesora Beatriz Flores e investigación directa en el lugar.

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