La Embestida Contra la Educación Laica
Por Belén Reyna Licona.
La laicidad es un concepto positivo que se configura a través de la historia política y educativa de México y que sin embargo no es tomado en cuenta al momento de educar.
¿Es realmente laica la educación pública?

El articulo 3° de la Constitución Politica de los Estados Unidos Mexicanos establece las normas fundamentales de la educación. Esta constitucion fue promulgada en 1917 como resultado de la revolución iniciada en 1910; aunque el régimen de laicidad educativa se encuentra en este artículo, no se especifica concretamente su contenido, pero sí define un campo explícito: educación laica en todos los establecimientos oficiales. Sin embargo este artículo tuvo importantes reformas, hasta que en 1992, una de las reformas más importantes que se dieron a este articulo, significó un retroceso en cuestion de laicidad, pues no solo se permitió que las escuelas privadas pudieran ser confesionales, sino que tambien se permitió la asistencia de dirigentes religiosos a las firmas de los documentos más importantes para el ambito educativo.
La presencia de dirigentes eclesiásticos en actos estatales es muy frecuente
como para ser incidental. Quiza cabría recordar que en la firma del Acuerdo
Nacional para la Modernización de la Educacion Basica y Normal en 1993, el
cardenal Norberto Rivera Carrera firmaba ya, junto a Alfredo Zonana,
presidente del Comité Central de la Comunidad Judia, así como el entonces
Arzobispo metropolitano; tambien Antonio Chedraoui, representante de la
Iglesia Ortodoxa. Recordemos que tambien estuvieron presentes en el
Compromiso Social para la Calidad de la Educacion, en 2002 y más
recientemente en la Alianza para la Calidad de la Educación de 2007,
aunque no firmaron, sí estuvieron presentes en “apoyo solidario”.
Todos tenemos la obligacion de saber que la educación laica es una condicion del desarrollo libre de los individuos, pues asegura la libertad de conciencia de todas las personas, tanto de quienes adoptan alguna religión como de quienes no lo hacen.

En México se ha llegado a tal punto de ignorancia con respecto de la laicidad educativa, que actualmente las corporaciones religiosas, confunden este término con tolerancia hacia las otras religiones, cuando obviamente no es asi. Las modificaciones en alguno o varios de los elementos del regimen alteran el concepto de laicidad de manera juridica, politica y administrativa.
Sí, el Estado laico garantiza la libertad de conciencia, pero ello no significa que tenga que adoptar una religión respetando a las demás; significa que tiene que declararse irreligioso y respetar a todas las religiones y establecer normas para que estas no se inmiscuyan en la vida politica del país. Lo mismo debería de suceder con el SEM (Sistema Educativo Mexicano) el cual no debería permitir que dirigentes eclesiásticos participen en la firma de acuerdos educativos (sean ellos firmantes o no).
Las nuevas tácticas de deslegitimación de la educación laica

Quizá la forma más dramática que asume la crítica a la laicidad sean los ataques abiertos, o de mayor o menor violencia física, verbal o moral a las prácticas educativas. La primera, no en el tiempo, pero sí en el escenario mediático y simbólico del sexenio de Felipe Calderón. El 4 de Octubre de 2009, frente a la presidencia municipal de León Guanajuato, Hortensia Orozco Tejada, regidora del PAN, acompañada de la presidenta de “Suma tu voz”, Beatriz Rodríguez y la presidenta de la Coalición Ciudadana por la Familia y la Vida y algunos simpatizantes, destrozaron libros de Formación Cívica y Ética y de Biología de primer grado de secundaria de la SEP y los arrojaron al fuego, en protesta porque según ellas “erotizan y pervierten a los niños, además de que fomentan la homosexualidad y la promiscuidad” y “genitalizan al ser humano, promueven la perversión, la ideología y el disfrute sexual, cuando nosotras queremos que nuestros hijos sepan de todo eso hasta el matrimonio”.
En respuesta a todo esto, a principios de Septiembre de 2009 el gobierno de Guanajuato sustituyo estos libros de Biología de la SEP por otro que se basa en la educación sexual en el matrimonio y la abstinencia, suprime figuras y textos sobre los aparatos reproductores masculino y femenino, modifica la información sobre equidad de género, enfermedades de transmisión sexual y métodos anticonceptivos.
“No son solamente las acciones y declaraciones de fanáticas agresivas y radicales, sino que también están en consonancia con las acciones del mismo secretario de educación estatal. Actualmente gran parte de la presencia religiosa esta empujada por los padres de familia ya que, sí, es verdad que ellos tienen el derecho de educar a sus hijos bajo sus propias convicciones ideológicas patrióticas y religiosas pero eso no significa que rebasen este derecho, llevándolo más lejos, ya que al tener esta facultad, creen también tenerlo para elegir cuál es el contenido educativo que sus hijos pueden ver en las escuelas” declara Roberto González Villarreal, profesor de sociología de la educación de la Universidad Pedagógica Nacional.
“Casos como el de Guanajuato, son de enorme importancia para el ámbito educativo” comenta el investigador e historiador del Instituto Mora y profesor de la Universidad Pedagógica Nacional, Cesar Navarro Gallegos, “debido a que después de todas estas acciones no se hizo mucho; sí, el libro sustituto fue retirado; no, no hubo ninguna investigación al respecto, ni ninguna retractación y por supuesto no hubo ningún responsable por la evidente ilegalidad, obvio, tampoco se levantó ningún cargo contra las “inquisidoras”; eso sí, las autoridades educativas estatales esperaron unos meses y a partir de febrero de 2010 los libros se volvieron a publicar pero como ‘ejemplar de consulta’” dice con una risa sarcástica.


Desafortunadamente estas no son las únicas vías para la desaprobación de la laicidad de la educación, también existen otras que están dentro de las escuelas tanto dentro del currículum formal como del oculto.
“No solo existe deslegitimación de la educación laica desde el ámbito público, también existen las incursiones por debajo del agua, las silenciosas” comenta Tatiana Coll, investigadora y profesora de Sociología de la Educación en la Universidad Pedagógica Nacional, “son acciones, iniciativas, programas, invitaciones, cursos que poquito a poquito y bien sutil van metiendo sus postulados doctrinarios en las escuelas públicas, para ejemplos claros tenemos las pastorelas, que si obviamente son celebraciones tradicionales que vienen desde la época colonial y que sin embargo están violando claramente el precepto laico de nuestra educación pública” dice tajantemente.
Obviamente la principal vía para las prácticas religiosas, es el currículum oculto, el cual es proveedor de enseñanzas encubiertas, latentes, no explícitas y que en algunos casos es ajeno al proceso pedagógico. “el currículum oculto es la prueba las clara de la introducción de ideologías religiosas al ámbito educativo” argumenta Tatiana Coll, “he sabido de profesores que a la par que enseñan el origen del hombre desde el punto de vista de la ciencia, al mismo tiempo desaprueban estas teorías diciendo que la verdad se encuentra en la Biblia” finalizando con un tono de enojo y reprobador.
Al respecto de todo esto, los tres académicos coinciden en que el futuro es muy desalentador para nuestro sistema educativo y que las reformas educativas que se han venido gestando, en cuestión de libertad de enseñanza, lo único que hacen es que la educación básica este enfrentando un retroceso y que los ideales implantados en las constituciones de 1917, 1934 y 1946.
“Yo francamente veo un futuro bien negro en esta cuestión” enfatiza Cesar Navarro, “porque está más que claro que las autoridades de las secretarias de educación estatales, una de dos, o se hacen los sordos, los ciegos y los mudos, o de plano se pasan ‘por el arco del triunfo’ las leyes constitucionales y el mejor caso para ejemplificarlo es el de las escuelas en Nueva Jerusalén, donde los pobladores literalmente destruyeron la escuela pública y las autoridades no hicieron nada para impedirlo y que hasta la fecha no han hecho nada para cambiarlo, especialmente lo que se está impartiendo en sus escuelas” finaliza.
Aunque en el texto constitucional y en la legislación secundaria se encuentran bien asentados los principios de laicidad educativa, en los últimos 20 años se ha visto la confirmación de una fuerza política considerable que tiene entre sus objetivos: recusarlos, modificarlos o simplemente eliminarlos, todo a petición de las altas jerarquías religiosas.
