La Casa Chica (2012)
Considerado por la revista Vinilo La casa chica, es un libro muy particular el cual aborda una temática social con enfoque histórico haciéndolo pasar por el tamiz de la narrativa. Lo cual se agradece, pues las noticias fabuladas resultan más amenas que los fríos datos históricos.
Mónica señala en la “Explicación no pedida”: Los relatos aquí reunidos podrían llamarse ficción documental. Una vez esclarecida la cuestión del género, entremos de lleno a la lectura. El libro se compone de ocho piezas que giran en torno a los amoríos de sus protagonistas, a los amores confinados a La casa chica, esa institución que tanto alarmó a la sociedad del siglo XX.
La locución “casa chica” hace referencia a un segundo hogar, a la casa de la amante o a una familia escondida (a veces ni tanto) que mantenían los hombres. Muchos fueron los escándalos que surgieron a partir de este tipo de familias y muchos otros los que se evitaron pues no era raro que las esposas mexicanas supieran de los amoríos de sus maridos.
Las historias de amores clandestinos siempre resultan interesantes, quizá por morbo o por el goce de tener información vedada; Mónica Lavín explota este recurso en los relatos de La casa chica; se sirve de diversos elementos para dosificar la cantidad de información que le concede al lector y aunque éste conozca el desenlace de la historia, no abandonará la lectura, pues la serie de hilos tendidos es muy fina e interesante.
El libro puede leerse como un compilado de historias de clandestinidad amorosa, pero también puede leerse como una biografía del país con base en sus actores, muchas son las personalidades que desfilan por las páginas de La casa chica: entre otras Miroslava, Miguel Alemán, Frida Kahlo, Diego Rivera, Nickolas Muray, Conchita Martínez, José Vasconcelos, Maximino Ávila Camacho, Lorenzo Garza Arrambide, Lupe Vélez, Arturo de Córdova, el Indio Fernández, Manuel Rodríguez Lozano, Nahui Olin, Abraham Ángel.
Todos los personajes que aparecen en el libro de Mónica fueron personas públicas, seres que formaron parte de la vida social, intelectual, política y artística del México del siglo pasado y cuya aparición en los libros de Historia es innegable, sin embargo, La casa chica permite un el acercamiento a la vida privada de los personajes públicos, con ello nos aproxima a su realidad cotidiana.Mónica Lavín no retrata efigies, narra fragmentos ocultos sobre la vida de personas que amaron y fueron amadas casi siempre de modo disimulado para no dañar a esa otra institución que yacía sobre ellos: el matrimonio.
Lavín revela pasiones que se vivieron en secreto para no escandalizar a la pudorosa sociedad mexicana; evidencia relaciones que muchos han tratado de negar, pero que forman parte de la memoria colectiva de un país.
“Los grandes amores siempre son clandestinos”.
http://revistavinilomx.com/la-casa-chica-de-monica-lavin/
Fuente consultada el día 08/03/2014 a las 16:48 hrs.
Por otro lado en la Revista Proceso, Jorge Munguía Espitia el 16 de enero del 2013, da una opinión crítica de esta obra.Mónica Lavín, da a conocer La casa chica (Planeta. México, 2012. 212 p.), colección integrada por 10 relatos en donde presenta una serie de relaciones pasionales, entre diferentes personajes, ocurridas en la clandestinidad.
Los datos provienen de una investigación realizada por varios asistentes y la autora en libros, periódicos, revistas… Los relatos no siguen estrictamente lo sucedido, sino que son recreados por Lavín.
En El séptimo pasajero trata de la investigación que realiza un reportero, sobre un pasajero no identificado, en el accidente aéreo en donde pierde la vida Jorge Pasquel, que supone es Miroslava, pero pocos días después descubre que la actriz se ha suicidado. El rebozo magenta cuenta la historia del amorío que Frida Kahlo tuvo con el fotógrafo Nicholas Murray.
La vida feroz trata del equívoco compromiso de Manuel Rodríguez Lozano con Nahui Olin y el amor que él tenía con el pintor Abraham Ángel.
La casa chica es una colección poco creativa, a pesar de lo que apunta Lavín, y cercana a los reportajes de las revistas de espectáculos.
También limitada; a manera de ejemplo, comento el primer relato: si la autora y los investigadores hubieran hecho una pesquisa detenida sobre el suicidio de la diva de origen checo, habrían descubierto que la causa no fue la infamia de Luis Miguel Dominguín, sino la doblez de Mario Moreno Cantinflas, como aparece en la película sobre Miroslava (1993) y lo cuenta Vicente Leñero en la Revista de la Universidad de México, recuperando una charla que tuvo con Ernesto Alonso, amigo y consejero íntimo de la actriz.
